Tarabilla común (Saxicola rubicola) macho
Una de nuestras especies residentes más comunes en espacios abiertos, desde los sistemas dunares hasta la campiña de la Sierra de la Vida. En Laredo podemos disfrutar de la subespecie atlántica, hibernans. Es un pajarillo que se deja ver con gran facilidad, casi siempre en lo alto de algún arbusto o vallado. El macho es una hermosura de apenas 13 cm de longitud con una gran cabeza negra y un llamativo pecho naranja que los hace inconfundibles.
Tarabilla común (Saxicola rubicola) hembra
Las hembras tienen un plumaje bastante más discreto pero su silueta y comportamiento son igualmente identificables. Se alimentan de insectos.
Tarabilla común (Saxicola rubicola) macho
Durante el mes de marzo ya se encuentran en plena época de celo y los machos cantan alegremente desde posaderos bien visibles (incluso las he visto en vuelo, cerniéndose y cantando al mismo tiempo) proclamando su territorio ante los otros machos y seduciendo a las hembras más atrevidas. Su canto es corto y bastante monótono pero muy eficaz entre los de su especie.
El nido, en forma de copa de hierba y musgo, lo suelen construir en la zona baja y profunda de los arbustos donde la hembra pondrá 5-6 huevos azul claro, moteados de pardo rojizo. La incubación dura unos 15 días y a las 2 semanas los pollos volantones ya estarán pidiendo alimento a sus dos progenitores por los alrededores del territorio que los vio nacer.
Tarabilla común (Saxicola rubicola) joven
Los jóvenes tienen un plumaje bastante apagado y moteado, y son fácilmente localizables a partir del mes de abril pidiendo constantemente cebas a sus atareados padres que suelen sacar adelante 2 ó 3 polladas cada año. Durante el invierno se unen a las tarabillas residentes otras venidas del norte de Europa que buscan nuestro privilegiado clima para sobrevivir.
